Si algo me ha enseñado la vida adulta es que lo verdaderamente difícil no es conseguir algo, sino mantenerlo en el tiempo. Como dice acertadamente Miguel Agnes, “abandona la lujuria un mes, y ella te abandonará tres”. ¿Cómo se afronta una escalada tras meses de inactividad, cuando la cima era una rutina?. En mi peak como corredor, cuando rozaba los 15 kilómetros y bajaba de los 5 minutos por KM, cuando ducharme con dedos amarillos tras una sesión por el Retiro a pocos grados, nunca imaginé que una traslado forzoso me alejaría del Retiro y de mis rutinas y que ya nunca volvería a correr. Volver a calzarse las zapatillas y cubrir en seis y medio lo que antes hacías en 4:50 reveló ser demasiado doloroso. Cuando, tras vencer mil miedos, me encontré cómodo con mi longboard, tanto como para bajar cuestas e incluso aventurarme con un skate normal, nunca imaginé que unas dolencias de espalda me devolverían a la casilla de salida, de la que ya no conseguí moverme.
En este mes largo en el que esta newsletter de voluntad semanal no ha salido me he planteado muchas cosas. Han pasado tantas cosas tristes y tengo tantos frentes abiertos, que nunca era el momento ni encontraba el hilo. Tras años escribiendo esto de manera semirregular, las dudas de qué está bien y qué está mal siguen ahí. Que la curva de suscriptores se mantenga demasiado estable no ayuda. Esas bajas segundos después de recibir un mail en el que hay horas invertidas, tampoco. La única persona que respondió a mi pregunta de qué te gustaría ver en esta newsletter apuntaba a que todo bien mientras mantuviese la cadencia semanal. Amigo, me disculpo, porque te he fallado a ti a quien más. El entusiasmo de Quique, Salva y otros amigos calienta pero no conforta, y la tentación de dejarlo estar ha estado muy presente. Y mira por donde, van y aparecen Vampire Weekend. Uno de mis grupos favoritos, el que pensé último antes de que entrasen en mi vida The National. Cuando ya no lo esperaba, encontré refugio en un grupo estética y musicalmente cautivador para alguien como yo. Con mi amigo Omar (cómo te echo de menos, amigo), disfruté inmensamente del suspense en forma de teaser de los singles de Modern Vampires of the City, me identifiqué con una y mil canciones. Me obsesioné con Step, Ya hey y Hannah Hunt. La cosa venía de lejos
La primera vez que vi a Vampire weekend fue en un Primavera Sound. Yo ya había decidido con su primer disco que su música era un lugar en el que me sentía bien, aunque su directo ese día fuese a olvidar. Tuve la oportunidad de verles en Madrid, además invitado por una amiga que trabajaba en la promotora, pero decidí quedar esa misma noche con una chica a la que amaba y me había roto el corazón para que me lo volviese a romper acabando la noche con un tipo que pasaba por allí. Luego no fui a verles a un Dcode porque otra amiga me convenció que volverían a tocar pronto, y mejor verles en sala, y ya nunca volvieron. Un grupo puede hacer un disco malo, dar un mal concierto o tomar una serie de decisiones que te lleven a alejarte de él. Pero las canciones que te han llegado, las que lo han hecho de verdad, se quedan ahí para siempre. Yo no he visto tocar en directo Ya hey o Step, pero cada vez que las escucho significan algo para mí. En cambio, a lo largo de los años viene y va gente que significó muchísimo y ahora nos da igual. Fíjate que incluso hay canciones que nos acompañan para siempre que nos recuerdan a gente que ya no lo hace, e incluso otras que nos permiten recordar momentos y rostros que, de otra manera, olvidaríamos para siempre.
Durante estas semanas que he estado ausente, ha habido amigos de corazón que han dejado de estar ahí. Gente por la que me partía la cara que, en un momento, hicieron bomba de humo y me acusaron de huir hacia adelante… ¿acaso se puede huir hacia atras? Huir hacia adelante no es huir, es avanzar, es lo inevitable. Es casi cómico que las personas que acusan a otras de huir hacia adelante son las que miran hacia otro lado cuando las cosas se ponen feas. Si hay una manera de huir por excelencia, esa es meter la cabeza en un hoyo, cerrar los ojos y contar hasta diez para que se vaya el fantasma. Vampire Weekend podrían no haber vuelto nunca o haber perdido perdón por estar tantos años out. Lo que han hecho es facturar un disco maravilloso. ¿Es una huida hacia adelante? No, es entender que las cosas se mueven en una sola dirección, que lo que quieres y lo que tienes es distinto. Yo podría haber hecho como si nada, hablar sobre Taylor intentando hacerlo tan bien como Xavi, sobre Pony Bravo como Carlos o sobre X-Men 97 como Chema. Igual Miguel Ángel ha desaparecido o los Davides han hecho el muñeco (ya me dijo Dani: “hay gente que no te quiere como tu les quieres”). Pero, mira, aquí estamos, it is what it is. Huida hacia adelante? Señor, suélteme el codo, lo bueno está por venir. Os quiero. Nos vemos el domingo.
El último chapoteo
las disculpas no sirven cuando el daño está hecho.
Cuídense, nos vemos por aquí la semana que viene.
Mucha alegría al ver que sigues queriendo hacer esto. Lo eché de menos estas semanas que has estado de hiato. No nos conocemos, pero me importa y me aporta tu newsletter; ojalá sigas con ella mucho tiempo y te haga feliz hacerlo.
Muchas gracias por la newsletter y siento que no sigas con ella. Era un gusto leerte por aquí cada vez que salía. Mucho ánimo con todo y ojalá cambies de opinión y sigas con ella. Un abrazo.