El año en que los pijos salieron del armario
2021: y los pijos salieron del armario
Alex Serrano
Vuelvo tras meses de abandono por saturación y paternidad para hacer resumen de lo bueno y de lo malo. Y os cuento, os comento.
White Lotus, Solo Asesinatos en el edificio, los realities de casoplones o la de Nicole Kidman (Nine Perfect Strangers), pero sobre todo Succession. Cómo una serie tan abiertamente boomer ha hecho las delicias de veinteañeros expertos en tendencias digitales es algo que solo se explica por esta nueva era en la que el poder y el dinero en su vertiente más abiertamente pija vuelven a ser una manifestación sociocultural apetecible. Subo la apuesta: cualquier película y serie urbanita o cualquier anuncio rodados en España muestran apartamentos y pisos completamente fuera de las posibilidades de la cada vez más raquítica clase media. La normalización del casoplón y el pisazo en la ficción sin complejos, mientras tu casero te sube el alquiler de tu estudioconencantoabuardillado 500 euros para montar un AirBnB. Hacía 40 años que los pijos y privilegiados no se atrevían a hacer una ostentación tan abierta de su status, en el momento en el que la meritocracia pasa sus horas más bajas. Al menos, los pijos de Falcon Crest y Dinastía eran, claramente, una fantasía.
Asomaron tímidamente con Taburete, Tamara Falcó y el fenómeno cayetano. Era una cosa simpática y algo folclórica hasta que... boom. Pijos, pijos en todas partes. Pijos encantados de serlo. Pijos en el Congreso. Pijos en la oficina. Pijos en la discoteca indie. Pijos en Radio 3. Pijos sin rubor. Revistas de estilo de vida y tendencias siguen empeñadas en confundir belleza con juventud y delgadez, vestir bien con llevar ropa cara y aprovechar los contactos y el dinero de papá con ser emprendedor. El epítome de esto es la Elizabeth Holmes que maravilló al mundo con su Theranos y ha hecho replantearse los límites del fake it til you make it. Una niña bien que soñó jugar a ser Steve Jobs, pero solo en la fachada. Su historia es apasionante, y su destino penal se decide estos días. A nivel local, no es de extrañar la eclosión, en plena era del influencer amasado en redes de un supuesto fenómeno de las alfombras rojas y los saraos como Victoria Federica de Marichalar y Borbón. La sobrinísima del rey no es más bella o estilosa que cualquier joven de su edad y entorno en la era del gimnasio e Instagram, pero da igual. Su aparente falta de oficio o beneficio y su aventajada cuna le permiten vestir a la última y tener pase VIP para todos los eventos, y para hacer pelillos a la mar cuando elude sin consecuencias los protocolos COVID o, sin haber cotizado ni un día a la Seguridad Social, se va a vivir con su novio pijo a un piso cuyo alquiler no pueden permitirse el 90% de los trabajadores de este país. También le garantiza presencia insistente en revistas que se hacen eco de cómo la joven es un icono de estilo porque esas propias publicaciones se han metido entre ceja y ceja que lo sea. Con el agenda setting más presente que nunca, Victoria Federica va a ser icono de estilo cueste lo que cueste y algunas/os jóvenes valores van a ser referentes de tendencias y vida digital aunque no tengan ni los followers ni la experiencia para respaldarlos. Que pases muchas horas en redes sociales te da el mismo street cred como experto como que ver muchos partidos de fútbol para ser entrenador de primera división. Pero that's the way it goes, supongo. No es lo que vendes, es lo que te compran.
A los que tenían más experiencia les dijeron que no tenían suficientes followers. A los que sí tienen followers, no saben qué decirles. Algunos/as jóvenes están ahí sin experiencia ni followers que lo justifiquen. ¿Por qué será? Empieza por pi, acaba por jo. Tardeo, terracita y guiño guiño. Todo bien. Gauche divine 2.0. Ok, boomer. No es casualidad que, en el mismo año en el que el camelo de la meritocracia se acabó de resquebrajar, en el que, como dice Hector Barnés, lo único seguro en esta pandemia de incertidumbre es que tenemos que seguir trabajando, los pijos paseen sus privilegios e impunidad sin rubor ni complejos.
Sin embargo, 2021 también ha abierto la puerta a la esperanza. Deforme Semanal, Estirando el chicle o Puedo hablar? han saltado merecidamente del indie y los márgenes a las recepciones oficiales, los Ondas, el Wizink o TVE. Qué quedará de todo eso en 2022 y cómo encajará en su discurso y filosofía es un tema importante, pero el paso está dado, y no se lo ha regalado nadie. Encerrados en un aparente bucle de trabajo, pandemia, polarización y apocalipsis, nos enfrentamos a un 2022 en el que todo puede pasar y, muy posiblemente, nada cambie. Quizás, por fin, sea el año en el que resurja una clase trabajadora sin complejos que vuelva a poner a los pijos en su sitio. Igual hasta vuelve Hey pijo. Vete a saber. No saldremos mejores, pero saldremos: camina o revienta.
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-El artículo que necesitábamos: el origen y desarrollo de los jerseys feos de Navidad. Clara Ferrero te lo cuenta fenomenal en S Moda.
-Rubén Lardín desglosa en El Diario las maravillas de "Odio" de Peter Bagge, recuperada en cinco gloriosos tomos por La Cúpula. Los noventa más noventa contados desde la genialidad y la desesperación. "Odio" es uno de los cómics de mi vida, qué os voy a contar.
-El gobierno ha repartido medallas al mérito de las Bellas Artes, pero yo me quedo con la que le han dado al dibujante Paco Roca. En 20 Minutos han estado rapidísimos para pillarle declaraciones.
-Mónica Zas resume brillantemente en El Diario un tema sobre el que todos los viejos del lugar llevamos debatiendo, como es la jubilación-defenestración de los grandes nombres de Radio 3. Es tan cierto que una emisora que se pretende joven y moderna no puede tener una programación compuesta por programas hechos por sesentones. Que los que fuimos jóvenes en los 90 nos resistimos a soltar el indie, la música, los conciertos y los festivales y dejar que los que son jóvenes ahora tengan su Radio 3 (si quieren) y su ecosistema. También que ha habido salseo, conjuras palaciegas y chapuzas varias poco dignas de una emisora pública.
-Carlos Pérez de Ziriza cuenta muy bien el giro que muchos hemos dado con Zahara, que se ha marcado uno de los discos del año, en el momento en el que nos hemos quitado prejuicios de encima. Yo admito que me quité mucha tontería al entrevistarla con motivo de su anterior disco para Esquire. Nunca se para de aprender, si quieres.
-Listas del año. Lo siento, pero no. Colaboro en varias. Me gustan muchas, pero no me veo capaz. Me quedo con lo que dice Carlos sobre Little Simz, y lo suscribo 100% (con trazas de Arlo Parks).
-En su columna Palabra de editor, Pedro Kat, jefesito de la editorial Fandogamia, suele tratar temas de actualidad comiquera. Muchas veces coge un tema interesante sobre el que promete más de lo que acaba ofreciendo. Estos días Pedro y Fandogamia han visto como un autor japonés de su catálogo era detenido por importar pornografía infantil. El proceso, qué han decidido y por qué lo cuenta en este texto imprescindible. Era difícil, y lo han hecho muy bien.
Ondas del espacio exterior
-Si eres rico, ¿p'a que te metes? Esquire analiza brillantemente la necesidad de casito en redes sociales de quienes lo tienen todo. El Mundo remata este zeitgeist con el apagón express en redes sociales de Camila Cabello.
-Fast Company adelanta las tendencias más sobrevaloradas de 2022. Spoiler: salen los NFTs
-En el New Yorker: ¿Estamos listos para el uso de la ketamina en terapia en plan masivo?
-Stereogum viene cargadito: las ventas de vinilo son las más altas en décadas, Sufjan Stevens te cuenta sus discos favoritos de 2021 y Vampire Weekend preparan nuevo disco. Que el ritmo no pare.
-¿Alguna vez te preguntaste cómo siguió la vida de la huerfanita Annie? Este podcast te lo cuenta.
-Dejo aquí esta versión de "Hey hey, my my" de Neil Young con Devo, por lo que sea.
El vídeo
"Ensayo error" es una de las canciones que más y mejor me ha acompañado durante este año. Lo que ha conseguido mi querido Quique y sus secuaces es algo mágico. No se pierdan sus nuevas canciones en 2022
He visto series mejores, pero "Mare of Easttown" me ha marcado especialmente por sus imperfecciones, sus personajes y, no lo oculto, por recuperar este TEMAZO de Pat Benatar. Sigan a Angourie Rice, nos va a dar muchas alegrías.